El nuevo escenario que nos presenta la crisis provocada por la rápida expansión del COVID-19, ha obligado a muchos trabajadores a trasladar su centro de trabajo al domicilio e implantar una nueva fórmula laboral, el teletrabajo.
Tras ser decretado el estado de alarma el pasado 16 de marzo y cumpliendo con las recomendaciones sanitarias, muchos trabajadores de nuestro país se han sumado a la práctica del teletrabajo, una modalidad minoritaria y, para muchos, desconocida en España hasta la fecha.
Aún es pronto para vaticinar si el teletrabajo ha llegado para quedarse. Sin embargo, tanto empresas como trabajadores han conseguido resultados muy positivos gracias a esta modalidad laboral en las primeras semanas de confinamiento.
Teletrabajo
El teletrabajo es una modalidad laboral caracterizada por su flexibilidad y organización, la cual, consiste en el desempeño de la actividad profesional sin necesidad de la presencia física del empleado en el centro de trabajo durante una parte de su jornada laboral o en su totalidad.
Para llevar a cabo la práctica del teletrabajo es necesario el uso frecuente de métodos de procesamiento electrónico de información, así como la utilización de un medio de telecomunicación que permita mantener el contacto directo entre el trabajador y el resto de los miembros de la compañía o empresa.
Ventajas y desventajas del teletrabajo
Trabajar desde el domicilio tiene muchos matices que hace que sea la mejor opción para muchos trabajadores.
El teletrabajo permite una mayor libertad y autonomía al empleado para organizar el tiempo, de forma que puede conciliar con mayor comodidad la vida profesional y personal.
Además, trasladarse al centro de trabajo, para muchos, implica consumir varias horas diarias. Gracias a esta modalidad, se reduce el número de desplazamientos ahorrando tiempo, dinero y contribuyendo a la conservación del medio ambiente.
Por otro lado, muchos trabajadores han conseguido aumentar la productividad y mejorar su estado de ánimo, mejorando también su opinión respecto a la empresa, ofreciendo así la mejor versión de sí mismo y aportando los mejores resultados de su trabajo.
En ciertos aspectos, la empresa también es una beneficiaria de esta nueva forma de trabajar, ya que puede reducir costes en infraestructuras y conseguir una mayor satisfacción y productividad de los empleados.
Debido a la rápida expansión del Coronavirus y la gran crisis sanitaria que estamos viviendo, no sabemos con certeza cuánto tiempo se va a prolongar esta situación.
De hecho, muchos de los recién incorporados a esta modalidad aseguran que en ocasiones es difícil separar el ambiente laboral del personal, ya que, en cuestión de días se ha unido en el mismo espacio el trabajo y la vida personal, disminuyendo así su rendimiento laboral.
Para solventar estos inconvenientes y conseguir beneficiarnos de todo lo positivo que permite teletrabajar desde el domicilio, es conveniente dedicar un lugar determinado para el trabajo, es decir, crear una oficina en casa.
Crear una oficina en casa
1.Ubicación
El lugar donde implantar la nueva oficina debe ser un espacio del domicilio lejos de televisores y zonas de tránsito. Así, evitaremos distracciones innecesarias durante la jornada laboral, aumentando nuestra concentración y productividad.
En el momento de establecer cuál es la ubicación idónea, también, es importante tener en cuenta la conexión a Internet que permite ese espacio, ya que es imprescindible para teletrabajar.
2.Iluminación
La nueva oficina dentro del domicilio requiere una gran fuente de iluminación, con la que hacer más cómodo el día a día.
La iluminación es un elemento fundamental de productividad y satisfacción laboral, por ello, es imprescindible cuidar y potenciar este aspecto.
Contar con una gran fuente de luz natural es una ventaja que debemos aprovechar. Por ello, es recomendable buscar un rincón que permita disfrutar al máximo los rayos del sol y no darles la espalda, ya que el reflejo podría deslumbrar y entorpecer la actividad.
A pesar de ello, no es recomendable depender en todo momento de una fuente de iluminación natural. Por lo que, debemos incorporar una fuente de luz artificial que complemente la entrada de luz natural.
3.Determinar el espacio de trabajo
Conseguir determinar y aislar esa área de trabajo y favorecer la concentración es fundamental para conseguir mantener la productividad.
En ocasiones, el domicilio tiene capacidad para destinar una habitación de forma completa a la oficina. En caso de no contar con ese espacio exclusivo, se pueden emplear paneles o alfombras, de forma que acoten y determinen el espacio de trabajo.
Su efecto visual ayuda a que el resto de los miembros de la familia sepan cuál es ese espacio, un rincón único y exclusivo a la actividad profesional.
4.Mobiliario ergonómico
Colocar una buena mesa y una silla operativa en nuestro rincón de trabajo en el domicilio es un paso recomendable.
Dependiendo del trabajo realizado, son necesarias unas dimensiones concretas para realizar la actividad sin ningún tipo de inconveniente.
Por otro lado, la silla debe ser elevable y ergonómica, que permita una gran capacidad de movimiento. También, que esta sea abatible y fácilmente desplazable, capaz de adaptarse a las necesidades posturales y fisiológicas del trabajador.
De esta forma, la oficina del domicilio proporcionará el mismo nivel de bienestar y funcionalidad que la oficina ubicada en el centro de trabajo.
5.Almacenaje y orden
Perder tiempo en buscar documentos perdidos se debe a una mala gestión del espacio de trabajo.
El orden es fundamental también en la nueva oficina dentro del domicilio. Para solventar este problema es recomendable incorporar elementos que permitan la clasificación del material de forma sencilla.
Para mantener el orden y mejorar la efectividad es importante mantener la superficie de trabajo despejada y colocar una librería o estantería junto al escritorio.
Actívitas Inversión Inmobiliaria
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