La eficiencia energética es un factor importante que debemos tener en cuenta a la hora de comprar o alquilar una vivienda, pues un mayor consumo energético tendrá un mayor impacto económico en nuestro bolsillo, afectando incluso al valor de la propiedad. En este post te mostramos la importancia de la eficiencia energética en nuestra vivienda.
Qué es una vivienda eficiente
Una vivienda es considerada eficiente cuando reduce el consumo innecesario de energía, las emisiones de gases contaminantes y el uso de recursos no renovables. Además, permite llevar una vida más sostenible y ahorrar dinero.
Normalmente, una vivienda eficiente cuenta con materiales aislantes térmicos en paredes, techos, puertas y ventanas, usa energía renovable, sistemas de almacenamiento de electricidad, y, en ocasiones, electrodomésticos inteligentes que optimicen el consumo.
Cómo interpretar la etiqueta energética
Desde 2021 es obligatorio el etiquetado energético en las viviendas, tanto en electrodomésticos como en productos de iluminación. Pero ahora se suman los aires acondicionados y secadoras.
Este sistema mide el nivel de eficiencia en el consumo de energía en una escala que va de la A a la G, sustituyendo al anterior sistema de clasificación (A+, A++ y A+++). Ya en sus orígenes la etiqueta tenía siete clases, pero el aumento de la eficiencia en los electrodomésticos provocó la introducción de otras tipologías.
Estos cambios pueden confundir al consumidor, por eso desde Actívitas queremos ayudarte a disipar las dudas. En la escala de clasificación, la A engloba aquellos productos de menor consumo y, por lo tanto, de mayor eficiencia energética, y en la G estarían los de mayor consumo y menor eficiencia energética. Y serán las tiendas tanto físicas como de venta online quienes garanticen que sus electrodomésticos cumplan con el reglamento.
Además, esta calificación energética también deberá verse reflejada en un edificio o vivienda. El certificado energético nos muestra que un edificio con categoría A, B o C demanda una menor energía mientras que aquellos calificados como D, E, F o G requieren una mayor energía.
Esta nueva clasificación no guarda correspondencia con la antigua, así un electrodoméstico que antes pertenecía a la clase A+++, ahora probablemente se catalogaría como clase B, pues como comentábamos antes hay que dejar espacio a nuevos productos con mayor eficiencia. Así la clasificación A quedaría vacante. También es importante tener en cuenta el color de la etiqueta, pues el verde representa la máxima eficiencia energética y mientras que el rojo, la menor.
Según la OCU, la etiqueta energética consta de una información general en la parte superior sobre la vivienda, incluyendo el tipo, referencia catastral y ubicación. Y a continuación se muestra el consumo energético en kWh/m2año, este valor informa al usuario sobre la inversión económica en la climatización de la vivienda. Por ejemplo, si el consumo es inferior a 30,3 kWh/m2año, el inmueble se catalogaría en la categoría A, en cambio, si supera los 287,5 kWh/m2año estaría en la categoría G. Por otro lado, en la etiqueta también podemos ver las emisiones contaminantes que realiza la vivienda, expresada en kgCO2/m2año. En este caso, será menor en función del número de energías renovables que emplee.
Además, el nuevo etiquetado incorpora en la parte superior derecha, un código QR a través del cual el consumidor puede acceder con su teléfono móvil a las características y datos del producto según la escala europea EPREL (European Product Database for Energy Labelling). Justo debajo del código aparece la referencia del modelo y en la parte superior izquierda aparece la marca o el nombre del proveedor.
Si miramos la etiqueta una flecha negra será la que nos indique el nivel de eficiencia energética del producto. Y justo en la parte inferior veremos una serie de pictogramas que nos muestran las características del electrodoméstico.
Una vivienda con una clasificación energética “A” consume hasta un 90% menos de energía que una con la clasificación “G”. Así, un inmueble clasificado como “B” consume en torno a un 70% menos, y uno con la etiqueta “C” hasta un 35% menos.
Beneficios de tener una vivienda con eficiencia energética
- Porque estaremos invirtiendo en futuro. Aunque cambiar las ventanas por unas más aislantes nos suponga un gran desembolso económico, con el tiempo lo agradeceremos porque nuestra vivienda se revalorizará.
- Porque ahorraremos en la factura energética. Aunque implementar mejoras en nuestro hogar suponga un gran desembolso económico inicial, a medio plazo hará que sea más rentable. Esto también sucede a la hora de comprar una vivienda nueva, resultando mejor aquella que cuente con un certificado A.
- Porque ayudaremos a mejorar el medio ambiente. Al consumir menos energía estaremos reduciendo las emisiones contaminantes que dañan la atmósfera.
- Porque aumentará nuestro confort. Gracias al aislamiento térmico, reduciremos el calor en verano y el frío en invierno.
Cómo puedes hacer que tu vivienda sea más eficiente
- Evaluar el consumo de los electrodomésticos.
- Aislamiento térmico de la vivienda o edificio. Si aislamos ventanas y puentes térmicos evitaremos fugas térmicas y nos permitirá que ahorremos hasta un 50% en el caso de inmuebles antiguos. Una buena idea es instalar ventanas con doble acristalamiento.
- Instalar bombillas de bajo consumo.
- Seguir la regla de las tres R: reutilizar, reciclar y reducir.
- Climatización de alta eficiencia energética. Es recomendable instalar bombas de calor, sistemas de ventilación y calderas de condensación para incrementar el rendimiento.
- Recurrir a fuentes de energía renovable, como es el caso de la aerotermia, los paneles solares o la biomasa.
- Usar materiales sostenibles, como por ejemplo bioplásticos.
- Instalar sistemas inteligentes, como termostatos y sistemas de iluminación inteligentes. Estos aparatos recopilan los datos de consumo diario, y al reconocer los patrones, generan el ahorro.
Cómo se mide la eficiencia energética
La calificación energética de una vivienda se expresa a través de varios indicadores que miden el buen o mal comportamiento energético. Se calculan en base a un año y se refieren a la superficie útil del inmueble. El resultado se obtiene al sumar la energía consumida teniendo en cuenta las condiciones climáticas y de ocupación de la vivienda, incluyendo calefacción, refrigeración, ventilación, agua caliente y luz.
Para los edificios de nueva construcción los indicadores energéticos se obtienen a partir del cálculo de:
- La disposición y orientación del edificio.
- Las características térmicas.
- Las características de las instalaciones de calefacción, agua caliente, refrigeración, ventilación e iluminación artificial.
- El uso de energías renovables.
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